Según la prensa norteamericana Ivanka Trump va a residir en su propia Casa Blanca, en el mismo barrio en el que lo harán los Obama.
Haciendo caso a una frase del escritor de El Arte de la Guerra, Sun Tzu: “Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca”, Ivanka Trump ha decidido (según la prensa norteamericana) vivir en el mismo barrio en el que residirán los Obama en Washington, al menos, hasta que su hija menor, Sasha Obama, termine sus estudios. O, tal vez, le apetezca vivir en “otra” Casa Blanca, como su padre, el polémico Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump.
El caso es que varias fuentes ya han informado que la residencia de la familia Trump-Kushner se ubicará en el 2449 de Tracy Place Northwest, en el lujoso barrio de Kalorama, muy conocido por su exclusividad (aunque no por su opulencia). Otros vecinos ilustres son las embajadas de China, Omán y Serbia, los embajadores de Francia y México, y, recientemente, Max Weinberg, el batería de Bruce Springsteen, que compró una casa el año pasado.
El inmueble es un edificio de tres plantas de altura construido en 1923 en estilo colonial, alberga en su interior seis dormitorios, cinco chimeneas, seis baños y varios cuartos más distribuidos en casi 640 metros cuadrados. Su compra se firmó en diciembre del año pasado por 5,5 millones de dólares (5,14 de euros) a la compañía Inmobiliaria Washington Fine Properties, aunque no está a nombre de ningún miembro de la familia y se especula con que vayan a vivir allí de alquiler los próximos años.
Para reintroducir el inmueble en el mercado, con ciertas garantías de éxito, se realizó una reforma por la empresa constructora Cabin John Builders, que ejecutó las obras según los diseños del arquitecto Christian Zapatka, especializado en arquitectura residencial en el área metropolitana de Washington, quién, según él mismo, trata de fusionar lo mejor del diseño moderno y del tradicional con el fin de crear estructuras sin tiempo (¡buena suerte!).
Aunque, si hemos de ser justos (sólo por un momento 😉 el objetivo marcado parece haberse cumplido, según las fotografías de la inmobiliaria encargada de su venta, podemos ver como el nuevo hogar de los nietos de Melania Trump es cálido y acogedor, además de práctico y espacioso. El edificio se dibuja una “T”, aprovechando su forma para dar máxima ventilación y luminosidad.
La casa fue diseñada por el notorio arquitecto de la época, Waddy Butler Wood, en su estilo preferido, el Colonial. La planta baja (parcialmente subterránea) se esconde tras un grueso muro de piedra y contiene un apartamento para los trabajadores del hogar, con cocina y baño independiente y un garaje para dos vehículos. Rodeando el edificio, una franja pavimentada con piedra natural define zonas de descanso, dando al jardín y con acceso directo a la planta primera.
A la planta primera se accede desde la calle mediante dos escaleras que franquean la puerta principal, con una exquisita portada de diseño clásico. Desde allí se llega a dos amplias salas de estar, comedores, salas de juego y otros cuartos para invitados. La escalera que une la casa, con peldaños de parqué igual que el resto de la vivienda, posee barandilla de cristal sin borde que amplía el espacio.
La residencia principal da a la parte posterior de la fachada, donde la tranquilidad es mayor, poseyendo, las salas de estar y la moderna cocina principal, acceso al jardín mediante puertas de estilo francés. La cocina está equipada con lo último en electrodomésticos donde preparar unos platos de lujo en una mega-isla que incorpora fregadero y fogones.
Los cuartos principales se ubican en la planta alta, con cuatro dormitorios unidos por una suite principal que finaliza en un amplio dormitorio con chimenea, que incluye baño, vestidor y una terraza privada con vistas al patio trasero. El lugar ideal para una familia clásica, como la que Ivanka Trump y Jared Kushner han formado con sus tres hijos (Arabella, Joseph y Theodore).
Así, mientras su padre toma las riendas del país más poderoso del Mundo, la familia se irá adaptando a su nuevo barrio, a los vecinos que llevan tiempo en él (preocupados por el aumento de valor inmobiliario que vendrá por tener residentes de alto standing) y a los que vengan nuevos, como los Obama. Claro que también podrán presumir de tener su propia “Casa Blanca”.