En el treinta y siete aniversario de su muerte se pone a la venta el apartamento de la actriz más popular de todos los tiempos, la que ayudó a Hollywood a ser Grande.
Hace 37 años Nueva York se despertaba con la ansiedad de haber perdido a la mayor estrella de Hollywood, con la que, gracias a su belleza y carácter, se había puesto de relieve a la gran pantalla, dándole un ícono del que jamás podrá escapar. Aún hoy, son millones los fans de la actriz, muchos de los cuales ni siquiera habían nacido cuando ella murió, así, su indeleble rastro de celuloide la ha hecho inmortal, al menos, mientras exista la memoria.
Ahora, a días de cumplirse el aniversario de su muerte, sus herederos han decidido poner en venta uno de los bienes más preciados de la actriz, el apartamento en el que vivió desde 1.953, año en que lo comprara, hasta 1.990, año de su fallecimiento. La vivienda, situada en la quinta planta del edificio llamado The Campanile, es uno de los 16 apartamentos de los que consta el complejo, construido en 1.927 de la mano del arquitecto Van Wart & Wein para el promotor Joseph G. Thomas.
Por supuesto, estamos hablando de la inigualable Greta Garbo, que invirtió 38.000 dólares de la época en modernizar el inmueble, incomparables con el precio actual de venta: 5,95 millones de dólares (5,58 de euros), ¿qué pensaría la actriz de películas como El demonio y la carne, Mata Hari, Cristina de Suecia, Ana Karenina o Gran Hotel del precio de salida? Tal vez le supiera a poco… aunque podemos imaginar que ni aún viva lo descubriríamos, la “Divina” (como la apodaban) no era de las que hablaban demasiado con la prensa.
El edificio está situado en el 450 de la calle 52 Este, en el popular barrio de Midtown East, consta de 14 plantas y sólo 16 apartamentos, de los que dos están en venta y ninguno en alquiler. Su manzana colinda con la Primera Avenida (muy cerca del Trump World Tower) con vistas al East River y su puente de Queensboro, una estupenda localización que en tiempos de la actriz suponía estar cerca de todo y, al mismo tiempo, lejos del mundanal ruido neoyorquino.
El edificio está construido con sillares de piedra en sus primeras plantas, aunque su envolvente principal está formada por el característico ladrillo marrón de terracota, posee algunos balcones y una cantidad ingente de ventanas, aprovechando su estilizada figura (al menos para la época) de espaldas a la ciudad y frente al río, en otras palabras, luz no le va a faltar. Cuenta también con portero (no eléctrico 😉 y piscina (importantísimo), aunque no tiene garaje.
Dicen que a Greta le costó conseguir el apartamento, “No les gustan las actrices en este edificio”, le confesó a un amigo, aunque sus vecinos no tendrían muchas quejas de ella debido a su retirada temprana del caótico mundo cinematográfico. La primera reforma que hizo la actriz fue redistribuir la planta, dando como resultado los siete cuartos actuales, de los que tres son dormitorios, cada uno con su propio baño.
Garbo amplió la sala de estar hacia el balcón, añadió una tercera puerta para salir del apartamento, que ocupa toda la planta del edificio (más de 260 metros cuadrados) y al que se accede desde dos cajas de escalera, un ascensor de servicio y el ascensor principal. También modificó las ventanas de la sala de estar, fundiendo dos de las existentes en una mayor, una pesadilla para los arquitectos de hoy día, dado que modifica brutalmente la estética exterior del inmueble.
Pero los cambios más importantes le llevarían a la protagonista de este artículo más años, apasionada del arte fue decorando su hogar con personas de su confianza como Cecil Beaton, Gayelord Hauser o el decorador de interiores Billy Baldwin. Recubrió de paneles de madera de pino las estancias, colocó estanterías en todos los cuartos, el inmueble se tiño de tonos rosa y cálidos, distribuyó cortinas de seda del siglo XVIII, muchas alfombras (alguna de Savonnerie), muebles estilo Luis XV y muchas pinturas impresionistas de gran calidad.
Si estás interesad@ en adquirir el inmueble no pienses que vas a encontrar una gran cantidad de obras de arte, dado que a la muerte de la Glamorosa actriz su sobrina y única heredera, Gray Reisfield, vendió gran parte de las pertenencias en una subasta por la que obtuvo (entre el 9 y el 13 de noviembre de 1.990) la enorme cantidad de 19 millones de dólares (los euros no existían todavía ;).
A pesar de que la cocina y los cuartos de baño han sido reformados hace poco, el resto del apartamento no ha cambiado mucho desde que su última compradora lo viviera. Según el diario digital Gothamist, el inmueble posee 275 sillas de 37 formas diferentes, aunque no están incluidas en la transacción, será una meta igualar esta cantidad para el nuevo comprador, eso si logra los casi seis millones de dólares en efectivo (no aceptan financiación), con esto, os podéis imaginar lo exclusivos que son en The Campanile…
Con todo, no será difícil imaginar en cada rincón de la casa a la leyenda de Hollywood, mirando al East River, recordando su Estocolmo natal mientras pasaban los barcos frente a ella. Calentándose los días de mucho frío en la chimenea de mármol, o leyendo un buen libro en su biblioteca. Preparándose para un evento en el dormitorio principal, frente a las cortinas de seda Fortuny o detrás del escritorio de su oficina, revisando el guion de alguna película. Disfrutando de una copa de vino en su comedor de estilo escandinavo o saliendo al jardín principal del edificio, para tomar rumbo al aeropuerto JFK, a sólo 30 minutos de distancia.
Una casa encima de otra casa, encima de otra casa… Lo normal, vamos!! 😂😂😂