Un arquitecto español diseña un rascacielos basado en el eucalipto, el árbol oriundo de Australia, enraizando con el lugar.
Uno de los estudios de arquitectura punteros de España, el comandado por Rafael De La-Hoz, ganó un concurso de ideas en Australia, en el que intervinieron cuatro estudios internacionales, el fallo se produjo en julio del año pasado, la finalidad era la de promover un rascacielos: el One Ninety Seven, un nombre que hace clara referencia a su ubicación en el número 197 de la calle Church, en Parramatta.
El promotor, la empresa Holdmark Properties Group, anunció en 2.015 un edificio en forma de boomerang, diseñado por Robertson and Marks architects, con un nombre muy original: The Boomerang, pero se vio obligado por el Ayuntamiento del lugar a realizar el mentado concurso si querían seguir adelante con el proyecto. Los arquitectos australianos, Group GSA, vieron entonces una oportunidad y se aliaron con Rafael De La-Hoz, una feliz ocurrencia.
Si se ejecuta, el rascacielos tendrá una superficie de 74.300 metros cuadrados destinados a uso residencial y retail. El solar abarca una superficie de 4.300 metros cuadrados y el edificio alcanzará una altura de 266 metros gracias a sus 83 plantas, albergando 650 apartamentos, 162 habitaciones de hotel, zonas comerciales en tres niveles con cerca de 3.000 metros cuadrados y 800 plazas de aparcamiento.
Una de las razones por las que fue elegida la propuesta, es el profundo respeto que mostraron los arquitectos al desarrollar el complejo manteniendo la fachada del edificio que actualmente ocupa la parcela, el edificio Murray Bros construido en 1889, eso sí, eliminaron la parte frontal, permitiendo la libre circulación peatonal, y ganando espacio público.
Ubicado cerca del Ayuntamiento de Parramatta, frente a la oficina de correos, se situará en el corazón urbano de la ciudad, en un contexto donde su presencia transformará para siempre el estilo de vida de los ciudadanos. Debido a esto, el equipo de diseño se ha inspirado en el rico patrimonio de Nueva Gales del Sur, para realizar un icónico rascacielos inspirado en el elemento vegetal más exportado de Australia: el Eucalipto.
La idea es clara, se trata no sólo de proveer al entorno urbano de un icono para el futuro, se trata de conseguir, además, que este elemento sólo se pueda encontrar allí, no en ningún otro lugar del orbe. Para ello estilizaron la estructura al máximo mediante tres elementos superpuestos, con formas ovales en sus terminaciones, aprovechando tus esquinas y creando los máximos puntos de vista posibles.
La piel del edificio se compone principalmente de dos materiales: cristal y aluminio, materiales capaces de adaptarse a las exigencias del proyecto, proveyendo, además, la formas y matices necesarios para similar la corteza de un eucalipto: zonas lisas grises, partes inmaculadas del árbol al descubierto, zonas transparentes, necesarias para la visualización desde el interior y protuberancias ovales que simulan el desprendimiento de la corteza del árbol, a la vez que sirven como protectores solares.
Por exigencias del Ayuntamiento, esta nueva versión incluye un edificio de oficinas, que se une al rascacielos y la plaza que se formará entre ambos. Dicha plaza (de 2.000 metros cuadrados) tendrá una cubierta de Efte, cuyas iniciales responden al Ethilene Tetra Fluor Ethilene, un plástico con elevada resistencia química y mecánica (soporta 400 veces su propio peso), gran estabilidad a los cambios de temperatura, elevada resistencia a los rayos ultravioleta, alta transparencia, autolavable y reciclable, una joya, vamos.
La mala noticia es que el rascacielos, tal vez, se quede como algo que nunca pudo ser, dado que la entidad pública Greater Sydney Commission, presidida por Lucy Turnbull, cuya misión es liderar la planificación metropolitana para hacer Sidney más productiva, sostenible y habitable, negó la posibilidad de realizar una actuación similar en la zona porque oscurecía la Plaza Parramatta entre el mediodía y las dos de la tarde durante el invierno.
La limitación es inaceptable para el desarrollo urbanístico moderno, dado que confina la altura a sólo 20 plantas, restringiendo, de paso, el desarrollo de la ciudad. Con todo, la compañía no ha eliminado el anuncio de su página web, y, mientras no lo haga, existen posibilidades de que esta propuesta española vea la luz. Los promotores también afirman que el One Ninety Seven, cumple con la regla de la Comisión de sombrear la plaza como máximo 45 minutos.
Con todo, nos quedamos con el espectacular diseño de Rafael De La-Hoz, sorprendente y generoso, audaz, futurista y capaz de darle un nuevo aire y prestigio a la creciente Parramatta. ¿Te imaginas si no hubieran dejado que se construyera la Ópera de Sidney, que es, actualmente, Patrimonio de la Humanidad? Pues, probablemente, ni Australia, ni el Mundo, serían los mismos.