Han decidido reformar la Estación de Pensilvania y convertirla en referente del nuevo siglo XXI … ¿Te animas a construirla?
“¿Qué harías tú, Carmen?”, pensó Laura, una llamada había puesto patas arriba su siempre eventual mundo, porque, si algo tenía claro la protagonista de esta historia, es que todo a su alrededor está en constante movimiento, “la vida es un rio”, solía pensar, sobre todo cuando miraba absorta el rio Tormes (afluente del Duero) en sus frecuentes visitas a Salamanca, lugar de nacimiento de su pareja, donde lo había conocido mientras estudiaba la carrera de Arquitectura Técnica en la Universidad.
Pero si la vida era un rio, Laura era una experta marinera. Sus innatas capacidades de adaptación al entorno se habían conjugado con un excelente adiestramiento, por parte de su madre, Carmen, que había perdido muy joven a su marido, teniendo que ocuparse sola de sus hijos, a parte, obviamente, de trabajar para lograr el preciado bien de la tranquilidad económica. Ahora, una empresa del otro lado del Atlántico la había llamado para embarcarla en una de las mayores aventuras de su vida profesional: la reforma de la estación de Pennsylvania, o Penn Station como la llaman en Nueva York.
La voz al otro lado del “hilo telefónico” tenía un marcado acento tejano, eso le hizo pensar en una broma, pero no expresó sus dudas al respecto. Consciente de la anomalía de la oferta, el interlocutor le dio a Laura reseñas claras de su empresa, algunos nombres de contactos en común para que certificara su valía pero, sobre todo, habló con la claridad y rapidez de quién no quiere perder su tiempo más de lo necesario. Ron, así se llamaba, le explicó que la estación más importante del estado de Nueva York necesitaba una reforma inmediata.
Le habló de como el Gobernador, el señor Andrew Cuomo, acababa de anunciar el día 6 de enero el ambicioso plan que habían elaborado para la centenaria estación. Cortésmente, la puso en antecedentes. La Penn Station une más de 46 ciudades de los Estados Unidos y cuenta con más de 500 estaciones ferroviarias por todo el país. Fue diseñada por los arquitectos McKim, Mead y White, inaugurándose el 8 de septiembre de 1910. Con todo, la polémica llegó en 1963 cuando fue demolida una parte para la construcción del Madison Square Garden. Muchos consideran que fue un gran error estratégico.
El proyecto ha sido bautizado como “Empire State Station”, y consiste en la renovación de la estación y la reforma de la oficina de correos Farley, que se une a la estación por medio de túneles subterráneos. El presupuesto inicial se ha calculado en 3 mil millones de dólares (2,78 mil millones de euros). De esta cantidad, dos mil millones son para las obras a ejecutar en la estación, que pueden implicar la modificación o incluso la eliminación del Paramount Theater del Madison Square Garden y la apertura de nuevas entradas en la Séptima Avenida y la calle 33, así como otra entrada en la Octava Avenida.
Los restantes mil millones de dólares se invertirán en la reconstrucción de la oficina de correos James A. Farley, allí se instalará una sala de espera para los pasajeros de Amtrak (red estatal interurbana de trenes de pasajeros), además de tiendas y oficinas. Según el señor Andrew Cuomo, las empresas podrán optar por una de las obras o por las dos, pero tienen sólo 90 días para la presentación de sus ofertas. La famosa estación fue construida para una capacidad de 200.000 personas diarias, cifra que en la actualidad se eleva a las 650.000 personas, este hecho y la necesaria actualización de las instalaciones requieren de una ejecución temprana.
Ron tomó un respiro en la conversación, el cuál aprovechó Laura para preguntarle qué esperaba exactamente de ella. “Su total entrega” espetó lacónico, “necesitamos una persona de enlace entre los presupuestos y la ejecución de la obra, una persona que analice cada detalle, las mediciones, los costes, pero, sobre todo, necesitamos un cálculo lo más real posible”. Laura empezó a entender el porqué de su elección, no en vano, había despuntado en las obras en las que había intervenido por un muy certero análisis de costes antes de la ejecución, lo cual permitía unas mayores ganancias a las empresas. Así, al hablar de 3.000 mil millones de dólares, era evidente que se necesitaba toda la ayuda posible.
La idea era la siguiente, Laura se trasladaría inmediatamente a Nueva York, allí dirigiría un equipo de seis personas a su cargo (inicialmente) para el análisis exhaustivo de la obra, sus costos reales y posibles desviaciones. Otro equipo, formado por economistas y analistas de mercado, estudiaría el resto de parámetros, la colaboración que ofrece Cuomo es de 325 millones de dólares provenientes de fuentes gubernamentales, y la explotación, por parte de la empresa adjudicataria, de los nuevos comercios y centros de Retail, aunque, por supuesto, las negociaciones siempre pueden modificar sus parámetros.
“La empresa de arquitectura que ha intervenido decisivamente en el proyecto, SOM (Skidmore, Owings & Merrill)”, explica Ron, “nos cuenta como la remodelación de la oficina de correos James A. Farley aumentará en un 50% el espacio de la estación aliviando la congestión de la plataforma”. El nuevo Moynihan Train Hall (así se llamará) contará con un espectacular atrio lleno de luz, donde antes se ubicaba la oficina de clasificación de correos, grandes vigas de acero arqueadas permitirán el máximo aprovechamiento del recinto. Los diseñadores también destacan la fusión entre el antiguo edificio y las nuevas reformas, que darán un aire verdaderamente único al inmueble.
El año previsto para la finalización de los trabajos es el 2.018 y la superficie total de actuación será de 45.150,88 metros cuadrados, Laura hizo cálculos rápidamente, la actuación implicaba un coste de 66.443,89 dólares por metro cuadrado (unos 60.873,75 euros), habría que hilar muy fino. El truco del éxito de la arquitecta técnica era la exhaustividad con la que analizaba las diferentes partidas, sabía muy bien que los precios de los materiales, sobre todo de los de calidad, no oscilaban demasiado, por lo que para la reducción de costes era imprescindible una buena planificación de la obra y sus tiempos de ejecución. Y para eso debía conocer al dedillo las empresas y sus formas de trabajar.
Otras singularidades del proyecto serán la ampliación de los corredores, la mejora en la conectividad de los niveles, las nuevas señalizaciones más eficientes, un servicio Wi-Fi, y pantallas de información modernizadas. Conscientes de la enorme afluencia de pasajeros, es reseñable que, en la reforma de las oficinas de correos, van a incluir 30 escaleras mecánicas y más ascensores. Todo para transformar la Penn Station en el nuevo referente para el siglo 21, con más entradas y salidas, con más comercios y oficinas y, por supuesto, con una mayor eficiencia energética.
«Lo que pasa mañana depende de lo que hacemos hoy», leyó Laura que había dicho Cuomo. «Vamos a ser tan audaces y ambiciosos como nuestros antepasados antes de nosotros.». Por la conversación y las dudas que planteaba la técnica, Ron se dio cuenta de que era un activo valioso, así que lanzó su oferta, una cuantiosa y generosa suma por los tres primeros meses hasta la presentación de la oferta, si la empresa se hacía con las obras, se renegociaría su intervención y tendría que quedarse hasta la finalización de los trabajos.
Laura barajó rápidamente las opciones, sabía perfectamente que su pareja la apoyaría sin reservas, pero tenía claro que, aunque así no fuera, la última palabra la tendría ella. Pensó de nuevo en Carmen, su madre era una gran mujer que había cargado en otra época con trabajos menos agradables, en circunstancias menos halagüeñas, y nunca había perdido la sonrisa ni la entereza, “¿hubiera ido ella a trabajar a Nueva York?”, no pudo evitar un sonrisa al intuir la respuesta. “Ron, vete preparando mi contrato, mi nuevo rio será el Hudson” le dijo a su feliz interlocutor.