Belén tiene empuje y tenacidad, tiene ganas de mejorar y, en el proceso, cambiar el Mundo. Ahora, está frente a una de las sedes de una de las compañías más poderosas del Orbe. Tiene una cita de negocios, o, como suelen decir por ahí, una entrevista de trabajo.
En un respetuoso inglés, idioma del país donde se encuentra, solicita información sobre donde debe esperar, el edificio es enorme. Hay tres personas más, o candidatos, esperando en la salita, una a una van pasando y, más pronto que tarde, se ve a si misma entrando para buscar el tan ansiado trabajo.



Dentro, un señor muy serio y respetuoso, abre un dossier, «eres la primera persona que entra en esta empresa con la titulación de Arquitectura Técnica, aunque ya he visto tu curriculum, me gustaría saber, de tu propia voz, que puedes ofrecernos».
Belén sonrió, generosa, empezó a hablar con la idea de enumerarle las habilidades y conocimientos de un AT, pero la traicionaron los nervios y comenzó a hablar de diferencias entre países y varias cosas sin mucha lógica. En un momento determinado vio la cara de hastío de su interlocutor, fue entonces cuando reaccionó y con voz contundente le espetó: «Yo soy capaz de salvar su obra técnica y económicamente».



El hombre mostró signos inequívocos de interés, así que la protagonista de esta historia continuó: “Los Arquitectos Técnicos, somos, ante todo, profesionales de la edificación, capaces de interpretar correctamente cada situación constructiva, a priori (obra nueva) o a posteriori (rehabilitación o reforma).
Somos técnicos cuya facultad de análisis viene marcada dentro de la formación, así, analizamos las mediciones y presupuestos detectando las anomalías (ahorramos dinero o decimos con mucha precisión cual será el coste final). Somos capaces de medir con exactitud la obra antes, durante y después.



Estamos preparados para la interpretación de cada fase de la obra y somos expertos en los sistemas constructivos, esto es una ventaja a la hora de sobreponer los tajos de trabajo, evitamos el solape o la interrupción de unos por otros.
Pero hay más, los AT somos el nexo perfecto entre los diseñadores y los contratistas, calculamos estructuras e instalaciones, detectamos patologías y las resolvemos, topografiamos el terreno y llevamos a cabo cualquier replanteo con precisión.



Los AT tasamos inmuebles y solares, somos expertos en materiales, en sus propiedades y carencias y en cómo combinarlos para encontrar la mayor eficacia. Créame, un AT es un garante de productividad y seguridad (llevamos en el adn la coordinación de la seguridad y la salud).
No sé si me contratará hoy o en el futuro, pero sí le puedo garantizar que será un error para su empresa no tener a alguien con mi titulación en plantilla, en serio, la versatilidad es nuestra mayor y mejor arma«.



Concluyó Belén, pensando que, a lo mejor, se había pasado diciéndole este último párrafo, pero, como ya estaba hecho, no perdió mucho el tiempo en ello. El hombre se quedó francamente impresionado, pero si la contrató o no, poco importa, lo que importa es, lector, si tú estarías dispuest@ a contratarla.


