A Calatrava le han dado un regalo: perpetuar su obra en China, un país en el que nunca había diseñado… hasta ahora.

Hola, mi nombre es Rodolfo, como ya sabéis, obviamente, por los muchos artículos que ya he narrado (yo no escribo) en esta singular revista. Mi apellido ni falta hace decíroslo, porque, en el hipotético e inaceptable caso de que no lo conocierais, os lo aprenderéis con el tiempo, vosotros y vuestros descendientes, claro está, tal y como en la futurista serie de ciencia ficción Star Wars, por la que todo el mundo ha memorizado los de Skywalker, Solo, Kenobi o Vader, por poner un ejemplo “galáctico”.

Algo parecido le debe pasar a otro personaje del mundo de la arquitectura y la ingeniería, que se ha ganado un puesto en los anales de la historia, al menos, de la historia de esas dos ramas. Su aportación no la valoraré yo, no sería justo, además, tampoco sería productivo y eso es algo que no me puedo permitir, en la productividad está el éxito y, por ende, el futuro. Su aportación, como narraba, la valoran los entes internacionales como ECCS (European Steel Design Awards), MIPIM (Marché International des Professionnels de l’Immobilier), ECSN (European Concrete Awards), entre otros muchos, y lo valoran en forma de premios, como los recientemente concedidos por CTBUH (Council on Tall Buildings and Urban Habitat) o por la revista estadounidense ENR (Engineering News Record), por algo será.

Pero el mayor de los elogios no viene siempre en forma de premio, que está muy bien (decídselo a mi salón), el mayor de los elogios viene siempre en forma de encargo, como el que le hicieron a la persona que ha motivado este post, el simpar Santiago Calatrava, nada más y nada menos que diseñar tres puentes en un país donde nunca ha trabajado (hasta ahora), todo un regalo, para quién lo sepa apreciar, claro. Huashan es una ciudad próxima a Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en China, allí necesitan construir varios puentes que crucen el canal recientemente construido como parte del sistema hídrico del río Yangtzé.

Fue la empresa Hubei United Investment Group (HUIG) la encargada de solicitar los servicios del arquitecto-ingeniero, puesto en ese orden por ser el de aprendizaje en su carrera, no por otro motivo (aclaro). Pues bien, la noticia es que los puentes han sido diseñados ya y están preparando su próxima construcción, sus nombres serán: Xibu, Xianbi y Licong y entre los tres existirán 1,5 kilómetros de distancia, permitirán el tráfico rodado, tendrá carril para bicicletas y, por supuesto, paso peatonal entre las dos zonas de la ciudad.

En el diseño de los puentes ha influido decisoriamente el hecho de su ubicación, en medio de una ciudad en pleno crecimiento, según el propio diseñador: “La arquitectura es una de las artes que mejor contribuyen a la mejora  y revitalización de las ciudades en el doble plano artístico y funcional. El proyecto de Huashan es un claro ejemplo de como un elemento urbanístico, que es clave para el próspero crecimiento de la ciudad,  supone al mismo tiempo la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, gracias a un planteamiento que permite integrar los tres puentes y el boulevard”.

El reto de integrar tres puentes con un espacio urbano aún por desarrollar se ha enfocado estableciendo el diseño de las estructuras en arco atirantado. Este sistema permite la mínima expresión estructural con la máxima luz (distancia entre apoyos) posible, además, el autor ha propuesto tres soluciones estéticas y funcionales distintas basadas en los mismos parámetros, todo un derroche de ingeniería y sus posibilidades.

El que más me gusta es el más oriental de todos, el puente Licong, con sus dos fantásticos arcos inclinados hacia el exterior, como si se tratara de un ave en pleno vuelo. Esta construcción tendrá 26 metros de altura y se conectará a la cubierta de acero de 118 metros de longitud. De sus dos arcos elevados parten los cables tensores que, mediante tracción, sustentan otros dos arcos con mucha menor altura, que sirven de sostén (a su vez) a las vigas transversales al puente, todo un ejemplo de colaboración.

Al otro extremo, en el lado occidental, se ubica el puente Xihu, que, con su único arco inclinado al exterior, sostiene una plataforma de acero en sus 103 metros de longitud, su altura será de poco más de 20 metros. Al centro, majestuoso, se alzará el puente Xianbi, atravesando 129 metros sobre el fondo e incorporando dos plataformas exteriores a la estructura de soporte, así, crea un espacio vacío en su interior bastante característico. Su altura será de 42,3 metros.

Los puentes integrarán escaleras y rampas que conectan los diferentes niveles de disfrute del canal, y enlazan a una calle comercial en el margen norte del río Yangtzé, todo para el disfrute de los habitantes de la ciudad y de sus visitantes, como yo, que no perderé la ocasión de encontrar un nuevo negocio que atender por esos lares del Orbe. Por cierto, antes de despedirme os dejo un breve cuestionario que hice llegar (por medio de uno de mis múltiples contactos) al estudio de Calatrava en Zurich, allí tuvieron la amabilidad de contestarme, sé que much@s de vosotr@s habríais hecho otras preguntas pero… las hice yo. Adiós.

The Luxonomist.- ¿Antes de llegar a los bocetos finales hubieron otros? ¿Descartados por razones de viabilidad estética, económica o estructural?

Estudio Santiago Calatrava.- El proceso de diseño es un proceso iterativo en el que a menudo hay que volver atrás para seguir avanzando. Se toman diferentes caminos en paralelo y sólo cuando se llega a un determinado nivel de definición se puede decidir si la ruta tomada es válida o si por el contrario ha de descartarse y comenzar de nuevo. Estos “senderos de creación” están pavimentados de cientos y cientos de bocetos, acuarelas, y otro tipo de dibujos más técnicos y visualizaciones tridimensionales que se van aceptando o descartando en función de si nos acercan o alejan a nuestro objetivo final. Incluso la fase actual de concepto en la que nos encontramos ahora en este proyecto, puede sufrir numerosas alteraciones antes de que el proyecto final sea construido.

T.L.- ¿La compañía que le contrató para el trabajo (HUIG) puso alguna limitación económica o estética?

E.S.C.- Nuestro cliente está implicado en las todas las fases de diseño. Esa es la mejor manera de poder incorporar al diseño todas las necesidades planteadas por la propiedad y poder ajustar el resultado final a sus objetivos. Esto implica no sólo aspectos económicos o funcionales del proyecto sino también estéticos y representativos. Sólo recogiendo las aportaciones del cliente se puede conseguir un proyecto final acorde a sus necesidades.

T.L.- ¿Tienen fecha de comienzo las obras?

E.S.C.- Se espera que la construcción pueda comenzar a finales del 2016.

T.L.- He leído en algún lugar (ABC) como comparan esta incursión de Calatrava en Oriente con el Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia, ¿Que opina Calatrava de esta comparación?

E.S.C.- Para Santiago Calatrava, todos los proyectos tienen su propia personalidad. Existen proyectos de mayor o menor escala, pero no por ello son más o menos importantes dentro de su propio contexto. Lo importante es que contribuyan a mejorar el contexto en el que se encuentran tanto del punto de vista urbano como paisajístico, cultural, etc. En todos sus proyectos busca trazar una línea de coherencia, en un proceso de constante aprendizaje en el que cada una de las obras realizadas forma parte del bagaje intelectual o artístico de las obras que le preceden y aquellas que aún están por venir.